sábado, 19 de marzo de 2011

Oración a Dios

No puedo soportarlo. Esto es algo que no puedo mantener dentro de mí nunca más. Después de vivir tanto tiempo entre la humanidad no puedo decir que estoy tranquilo. Evidentemente algo está muy mal, quizás sea yo o quizás sean todos. No conozco ninguna respuesta a mis preguntas, por lo cual voy a hacer una oración al que lo sabe todo, al que hace y deshace, a Dios. Hoy, Dios, te pido lo siguiente:

Primero, quiero pedirte algo meramente personal. Perdóname, oh Dios, por sentir una repulsión inimaginable hacia tu creación más preciada, la humanidad. Es increíble el nivel de patetismo que se puede observar entre algunas personas, lo cual me hace pensar que sus existencias son innecesarias e incluso estorbosas. Aún no comprendo esa parte de tu plan de crear individuos tan insignificantes y despreciables, no puedo encontrar la lógica de sus existencias, por lo cual pido que me perdones por pensar que esa parte del plan es un sinsentido, la culpa es de los religiosos por dejar que me descarriara y que pensara sin las ataduras de la religión.

Ahora quiero pedirte por todas las personas. Perdona a aquellos que han dicho que los japoneses tienen la culpa de su reciente desastre a causa del terremoto y tsunami. Después de todo, estas personas tienen razón, los japoneses son unos descarados por no ser cristianos. Crecieron creyendo en otra cosa y cuando se dieron cuenta de la existencia del cristianismo, pensaron que era una religión falsa más, como todas las que hay en el mundo. El problema es de los demás, que no pueden ver que de manera justa has devastado con ese lugar por sus creencias blasfemas, sin importar que hayan bebés en las cifras de muertos. Después de todo, lo más probable es que ellos iban a ser budistas al crecer. Mejor erradicarlos antes de tiempo, ¿no?

Perdona a todos aquellos que no están dispuestos a dar su dinero en las iglesias. Estas personas no pueden ver que su dinero debe ser dado para ser justos, y de esta manera los predicadores tendrán el dinero suficiente para vivir una vida lujosa y placentera. Lo tienen muy merecido, ellos son los que difunden tu palabra, por lo tanto es un negocio justo. Las personas deben dar su dinero para que realmente haya negocio, deben sacrificar sus billetes por comprar tu palabra, aunque ese dinero pueda ser útil para comida, ropa o para la educación de los hijos. El predicador, por lo que hace, en lugar de dar dinero debe recibirlo. ¿Cómo esperan, entonces, recibir milagros las personas si no han pagado lo suficiente por ellos? El predicador no dará el recado si no se le ha pagado; sus terrenos y demás propiedades son provistas por tí, asi que no hay ningún problema con que ellos usen el dinero para su pleno disfrute. Todo en la vida tiene un precio, y la entrada al cielo no es la excepción. Salvos serán los que compren los boletos para ir al cielo.

Perdona a todos aquellos que odian a los que no merecen amor. Tú has dicho que debemos amar a cualquier persona sobre la tierra, pero algunos no logran comprender a plenitud este concepto y odian a una o más personas por distintas razones. Algunos odian a los asesinos, a los políticos corruptos, a los violadores o a cualquiera que cause daño. Estas personas no merecen aprecio alguno, pero la orden es clara: "Ama al prójimo como a tí mismo". No todos comprendemos porqué debemos hacer esto, sólo sabemos que "por algo" ha de ser. Osados los que te cuestionen.

Por último te pido que castigues a ciertas personas. Castiga a las mujeres por no obedecer tu orden. Ellas han tenido el atrevimiento de estudiar para trabajar, aún sabiendo que tu voluntad es que se queden en las casas atendiendo a sus maridos. Y aún así se hacen llamar cristianas. ¡Castígalas, Señor! Castiga a todos aquellos que han votado por un gobernante de país. No saben que el único que manda eres tú y ninguna persona está autorizada para manejar las cosas y mucho menos debemos involucrarnos en la votación, ya que votar por alguien implicaría que te estamos negando como único gobernante ¡Castígalos! Por último, castiga a todos los ateos y agnósticos por demostrar constantemente que todas las creencias religiosas son ficción, no es culpa de ellos tener uso de razón suficiente para averiguarlo, ya que a todos nos diste razón precisamente para probar qué tanto podemos no usarla y así seguir creyendo ciegamente en un sinsentido. ¡Castíganos a todos!

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